Cuando el rey Filipo de Macedonia murió, su hijo Alejandro Magno lo sucedió en el trono.
La tarea de Aristóteles como educador del joven heredero había concluido y decidió retornar a la ciudad de Atenas.
Platón había fallecido y Aristóteles, en vez de reincorporarse a la Academia, decidió fundar su propia escuela. Corría el año 336 a.C. y por su ubicación, muy cercana al templo de Apolo Liceio, recibió el nombre de "Liceo ".
Aristóteles dirigió la escuela personalmente hasta el año 323 a.C., año en el que murió Alejandro Magno. La situación política se tornó inestable y Aristóteles, por su origen macedonio, era visto por algunos con malos ojos. Sintiendo que su vida peligraba dejó Atenas y se radicó en la isla de Eubea, donde murió al año siguiente. Así que antes de morir Aristóteles, el filósofo Teofrasto había tenido que asumir la conducción del Liceo, ocupó el cargo hasta el año 287 a.C.
A la muerte de
Alejandro Magno, los territorios conquistados en Asia Menor, Oriente Medio, Oriente Lejano y África fueron divididos entre sus generales. El sucesor de Alejandro en Grecia fue Demetrio de Falera. Demetrio como gobernante de Atenas, hizo venir a Teofrasto para fundar un 'Liceo' al estilo de la Academia de Platón.
Después de diez años de tiranía, y debido a conflictos políticos entre los sucesores de Alejandro, Demetrio fue desterrado.
Por otra parte Tolomeo, uno de los generales de Alejandro, se había consolidado como rey de Egipto, donde se lo conocía como Tolomeo I Sóter. Éste invitó a Teofrasto a hacerse cargo de la educación de su heredero.Teofrasto rechazó la invitación (297 a.C.) y recomendó en su lugar a Demetrio.
Fue Demetrio de Falera quien sugirió a Tolomeo I Sóter la idea de establecer un gran centro de investigación en
Alejandría con una biblioteca importante ligada a él, al que se debía llamar "Museo".
La fecha precisa de la fundación de estas dos instituciones no es conocida pero es probable que Sóter iniciara la obra en 290 a.C. y que luego la tarea fuera completada por Tolomeo II Filadelfo, porque la Biblioteca y el Museo alcanzaron su máximo esplendor durante el reinado de Filadelfo.
La primera mención de la Biblioteca que ha quedado registrada se encuentra en la Carta de Aristeas (180-145 a.C.).
Demetrio de Falera, después de su derrocamiento y de sufrir el destierro, ejerció su influencia sobre los dos primeros reyes tolemaicos para que éstos decidieran convertir a Egipto en el centro cultural del mundo antiguo y a Alejandría en la capital de las Ciencias, las Artes y la Filosofía.
La estrategia de Demetrio consistía en traer escritores, poetas, artistas y científicos de todas partes a Alejandría para enriquecer el Museo y la Biblioteca. Demetrio de Falera invitó al estudi
oso Euclides a Alejandría: los Elementos de Euclides fueron la base de la Geometría hasta mediados del siglo XIX.
Este manuscrito preserva una version antigua del texto. Aquí se muestra la Proposición 47 del Libro, el Teorema de Pitágoras (Los Elementos de Euclides, escritos alrededor del año 300 a.C)
El Museo fue el centro de estudios más grande de los tiempos antiguos y el primer instituto científico que registra la Historia. La Biblioteca fue la primera en su tipo de carácter universal.
Se invitó a estudiosos a llevar a cabo las actividades de la observación y la deducción en Matemática, Medicina, Astronomía y Geometría; la mayoría de los descubrimientos del mundo occidental fueron registrados y se debatió sobre ellos allí durante 500 años.
En Alejandría nacieron nuevas disciplinas como la Trigonometría, la Gramática y la Preservación de Manuscritos.
Por otra parte, la colección de documentos permitió la transmisión y traducción de textos clásicos al árabe y al hebreo, se conservaron mucho tiempo después de que los originales se habían perdido en Europa.
Los arqueólogos no han descubierto o identificado todavía las ruinas del Museo. Según Estrabón, en su centro había un Gran Salón y un salón circular abovedado para cenas. Tenía un observatorio en su terraza superior y estaba rodeado por aulas. Se estima que allí se alojaron permanentemente entre 30 y 50 estudiosos, quienes probablemente se alimentaron y fueron mantenidos primero por la familia real y después haciendo uso del dinero público.
Antigua Biblioteca de Alejandría , según Carl Sagan
La Biblioteca, aunque no se conoce el número con exactitud, se cree que en su apogeo tuvo unos 700.000 manuscritos, los cuales equivalen aproximadamente a unos 100.000 libros impresos de hoy.
Los reyes tolemaicos quisieron enriquecer la Biblioteca; estaban ansiosos por adquirir manuscritos originales y hacían revisar cada barco que llegaba a Alejandría...cuando encontraban un libro, éste se llevaba a la Biblioteca para que fuera copiado y la copia se devolvía al dueño.
En la misma línea, Tolomeo III escribió una carta “A los soberanos de todo el mundo” pidiendo prestados sus libros. Cuando Atenas le prestó los textos de Eurípides, Esquilo y Sófocles, él los copió, devolvió las copias y guardó los originales.
Al principio, la Biblioteca estaba cerca del Museo, dentro de los recintos del palacio real. Medio siglo después, cuando la cantidad de libros adquiridos sobrepasó su capacidad, se decidió abrir una dependencia adicional para acomodar los libros sobrantes.
Esta "Biblioteca Hija" estaba en el Templo de Serapis. La Biblioteca Hija pronto se volvió una biblioteca propiamente dicha y en el período romano se convirtió en un centro de aprendizaje de gran actividad. Su esquema de construcción era similar al del Museo; la construcción fue comenzada por Tolomeo II Filadelfo
El primer director de la Biblioteca registrado es Zenódoto
de Éfeso
, quien desempeñó ese cargo desde el final del reinado de Tolomeo I hasta 245 a.C. Su sucesor Calímaco de Cirene fue quizá el director de la Biblioteca más famoso de Alejandrí
a . Calímaco catalogó 400.000 manuscritos "mixtos" (contenían más de un capítulo, trabajo, o autor) y 90.000 "puros", más 42.000 en la biblioteca hija.
Apolonio de Rodas, el escritor de la obra épica
El Viaje de los Argonautas, parece haber sido el que reemplazó a Calímaco y Eratóstenes de Cirene, geógrafo y matemático estoico, le sucedió en el año 235. En el 195, Aristófanes de Bizancio se haría cargo de la Biblioteca.
El último director registrado de la Biblioteca es Aristarco de Samotracia, astrónomo, quien asumió el cargo en el 180 a.C. La Biblioteca funcionó después durante varios siglos. Sin embargo, ningún otro estudioso es mencionado como director.
En la Biblioteca se hicieron los primeros trabajos sistemáticos de copiado, enmienda y comparación de textos clásicos sin los cuales ninguno de los autores hubiera sobrevivido.
Los estantes de la Biblioteca pueden haber estado en uno de los salones de conferencia periféricos, en el jardín, o pueden haber sido alojados en el Gran Salón. Consistían en casilleros, perchas para los manuscritos o bolsas de cuero.
El pergamino de piel se puso de moda cuando Alejandría dejó de exportar papiro en un esfuerzo por estrangular a su biblioteca rival en Pérgamo, fundada por el rey Átalo I Sóter, quien se alió con Roma y transformó Pérgamo en un centro artístico y literario.
El pergamino, que sirvió de alternativa al papiro como soporte de la escritura, comenzó a ser usado en Pérgamo, de donde recibió su nombre .
El primer incendio se produjo en el año 48 a.C., durante el conflicto en que Julio César se involucró para apoyar
a Cleopatra VII en su lucha contra Tolomeo XIII, su hermano.
Son muchos los textos donde se relata la pérdida de los 40.000 volúmenes alojados en depósitos de granos cerca del puerto cuando Julio César incendió la flota del hermano de Cleopatra. Esto es lo que dice Livio en uno de sus libros perdidos ,que Séneca cita. Se sabe que Marco Antonio compensó a Cleopatra regalándole los 200.000 manuscritos de la biblioteca de Pérgamo.
El propio Museo se destruyó junto con el Palacio Real en el tercer siglo de nuestra era, durante las disputas por el poder que agitaron al Imperio Romano.
La Biblioteca Hija sobrevivió hasta fines del siglo IV, cuando un decreto del Emperador Teodosio (391 d.C.) prohibió las religiones no-cristianas (paganas).
Teófilo (Obispo de Alejandría de 385 a 412 d.C.) destruyó entonces el Serapeum y la Biblioteca Hija por ser la casa de la doctrina pagana.
Los estudiosos sobrevivieron otra generación hasta el asesinato de Hipatia en 415, el cual marcó el fin de la era escolástica de Alejandría. Según fuentes contemporáneas,
Hipatia de Alejandría, una mujer estudiosa del siglo V d.C., fue arrastrada por el carro de unos monjes que odiaban todo lo pagano y la desollaron viva y la quemaron en los restos de la Biblioteca.
Una mentira histórica…
Abulfaragius Bar Hebraeus, era hijo de un médico judío. En 1264 fue nombrado mafrián, arzobispo de los jacobitas orientales; su asiento estaba en Mosul (Irak), sin embargo, habitaba las ciudades iraníes de Tabriz y Maragha, donde residían los emperadores mogoles.
Los modernos investigadores señalan a este judío, como el propagador principal del
mito de la quema de la biblioteca alejandrina por los árabes, que sirvió durante cierto tiempo para echar una columna de humo sobre la identidad del verdadero responsable, su correligionario Teófilo.
"El hecho es que se trata de una invención tardía, con fines de desprestigio político, tejida en el siglo XIII, 600 años más tarde de la conquista árabe de Egipto y en plenas Cruzadas; su súbita aparición coincide con la breve conquista de Alejandría y Egipto por San Luis IX (1249-50), en la VII Cruzada, lo que despertaría el interés por la ciudad legendaria y traería a la memoria la pavorosa destrucción por los cristianos de la Biblioteca-Hija de Alejandría, la última gran biblioteca de la Antigüedad.
Su acusación aparece inserta en su Specimen Historiae Arabum, dentro de su obra más famosa, Chronicon Syriacum. El relato finaliza acusando al general Amru de haber quemado entonces los miles de libros de la famosa Biblioteca de Alejandría por orden del califa Omar, haciéndole a él y a su pueblo responsable ante la Historia de semejante hecatombe cultural. Así nació la versión imposible de la leyenda, a fines del medievo, en el siglo XIII.
La leyenda, sesgada y falsa, ignora completamente la afirmación del obispo de Constancia y padre de la Iglesia, en su
Patrología Graeca, quien afirmaba que "...
el lugar de Alejandría donde una vez estuvo la Biblioteca, ahora es un páramo". Por tanto, la leyenda es, efectivamente, una fábula inventada... los árabes nunca incendiaron la Gran Biblioteca de Alejandría porque, cuando llegaron en el siglo VII, ya hacía cientos de años que no existía".
El 16 de octubre de 2002 se inauguró la nueva Biblioteca de Alejandría