Leirhnjúkur, Islandia. Autor foto: Marta Jariod Potau
¿Cuántos litros de agua se necesitan para producir ...
Botella de cerveza (250 ml)?- 75 l
Vaso de leche (200 ml)?- 200 l
Rebanada de pan (30 gr)?- 40 l
Una camiseta de algodón (500 gr)?- 4.100 l
Una hoja de papel A-4 (80 gr/m 2)?- 10 l
Una hamburguesa (150 gr)?- 2.400 l
Un par de zapatos (piel de vaca)?- 8.000 l
Carne de vaca (1 kgr)?- 15.000 l
Carne de cordero (1 kgr)?- 10.000 l
Carne de pollo (1 kgr)?- 6.000 l
Cereales (1 kgr)?- 1.500 l
Aceite de Palma (1 kgr)?- 2.000 l
Cítricos (1 kgr)?- 1.000 l
Lago Ercina. Autor foto: Miguel Angel
El agua utilizada en el proceso de producción de un bien cualquiera (agrícola, alimenticio, industrial) ha sido denominada «agua virtual»( virtual water). Este concepto fue introducido en la década de los noventa por J.A. Allan.Desde entonces está siendo tratado por autores diversos y desde diversos puntos de vista.
Si un país exportara un producto que exigiera mucha agua virtual para su producción sería equivalente a que estuviera exportando agua, pues de este modo el país importador no necesita utilizar agua nacional para obtener ese producto y podría dedicarla a otros fines. La importación de agua virtual está facilitando que los países pobres en recursos hídricos consigan seguridad alimentaria e hidrológica. De este modo pueden destinar sus limitados recursos hídricos a fines más lucrativos, como pueden ser el turismo o la industria o el abastecimiento urbano o la producción de cosechas de alto valor.
Monte Uluru, Australia. Autor foto F.Pedro Berruezo
En una primera aproximación puede estimarse que el coste del transporte marítimo de una tonelada es del orden de un euro, es decir, bastante menos de un céntimo de euro por kilo.
Este precio es casi independiente de la distancia que tenga que recorrer el barco. Esto explica, por ejemplo, que hoy en los mercados de Madrid se puedan comprar kiwis procedentes de Nueva Zelanda o manzanas que vienen de Chile a precios competitivos con los de los equivalentes frutos producidos en España.
Casi todos los países importan y exportan agua virtual, pero el balance puede ser muy distinto de unos a otros. Por ejemplo, Canadá exporta grandes cantidades de agua virtual con sus masivas ventas de cereales, pero al mismo tiempo importa agua virtual de Centro América cuando importa flores y frutos de esa región. Jordania importa grandes cantidades de agua virtual con sus compras de cereales (de bajo valor), pero al mismo tiempo exporta agua virtual en cultivos de alto valor (cítricos y hortalizas) que se dan muy bien en su clima.
Burgos. Autor foto: Carlos Posada
El concepto de huella hidrológica (water footprint ) fue introducido por Arjen Hoekstra & Hung (2002). Este concepto se ha utilizado como un indicador del uso del agua por las personas, grupos colectivos o países. Puede definirse como el volumen de agua que es necesario para la producción de los bienes y servicios que utiliza una persona o un grupo colectivo de personas. Obviamente, es un concepto íntimamente ligado al de agua virtual.
Cuando los habitantes de una región importan bienes y servicios de otra región están importando el agua virtual que fue necesaria para producir esos bienes y servicios.
La suma total del uso de agua nacional y del agua neta importada se define como la huella hidrológica de ese país o grupo colectivo.
Zimmer & Renault (2003), estimaron que la cantidad total de agua que se utiliza en el planeta para producir todo tipo de alimentos es de unos 5.200 km3/año. Esta cifra es del mismo orden de magnitud que los 6.000 km3/año que estima Naciones Unidas(2003) como volumen de agua necesario para la producción de alimentos para los seis mil millones de personas del planeta. Según Zimmer & Renault, de esa cantidad el 29% se utiliza para producir carne, un 17% para la producción de productos animales elaborados; los cereales sólo suman el 23%. Hay que tener en cuenta que en las carnes y en los productos animales elaborados se incluye el agua virtual utilizada para la producción de forrajes que han alimentado a esos animales. En cambio, desde el puno de vista del valor energético, la situación es diferente. Los cereales suponen el 51% del valor energético y la carne y los productos animales elaborados sólo el 15%.
Chapagain y Hoekstra (2004) estiman que el valor de la huella hidrológica total de la humanidad es de 7.500 km3/año. Este aumento se debe principalmente a que añaden el agua necesaria para los usos domésticos y urbanos y para la elaboración de productos industriales. En cualquier caso, es interesante recordar que la precipitación en las tierras emergidas, es decir, la suma del agua azul y verde que cada año circula en el ciclo hidrológico es del orden de 115.000 km3. En otras palabras, desde un punto de vista global las necesidades de agua de la humanidad actual quedan bastante por debajo del 10% de las precipitaciones anuales.
España importa en total 45 km3/año y exporta 31 km3/año, es decir, resulta un balance negativo de 14 km3/año. A título comparativo, según Chapagain & Hoekstra (2004), Japón es el país con mayor déficit de agua virtual (90 km3/año) y Australia el que tiene un balance más excedentario (64 km3/año).
De modo más específico, en España se utilizan algo más de 17 km3/año para producir productos agrícolas que se exportan, es decir, no constituyen una necesidad estricta alimenticia para España, aunque sí tienen una notable importancia en la economía nacional. El agua virtual correspondiente a los alimentos importados es del orden de 27 km3/año, es decir, superior al agua virtual exportada por el mismo concepto. Ahora bien, es muy probable que el valor económico de los productos agrícolas exportados (tales como cítricos, hortalizas, aceite de oliva, etc.) sea superior al de los productos agrícolas importados (soja, maíz, etc.).
Parque Natural Redes, Asturias. Autor foto : Manuel Suárez
Las diferencias entre países son grandes: los EE.UU. tienen 2.500 m3/cápita y año, y China sólo 700 m3/cápita y año. Recordemos que España tiene un valor de unos 2.300 m3/cápita y año, es decir, muy parecido al de los EE.UU.
Según Chapagain & Hoekstra. , hay cuatro factores principales que explican los altos valores
de la huella hidrológica. Un primer factor es el producto nacional bruto per cápita, pues facilita un mayor consumo general. Un segundo factor está relacionado con las costumbres de consumo, y de modo especial con la dieta alimentaria. Por ejemplo, en los EE.UU. el consumo de carne es tres veces superior a la media mundial. Casi igual que la dieta influye el uso de productos industriales, que es también característico de los países más desarrollados.
El clima es un tercer factor, pues en las regiones con fuerte evaporación los requerimientos de agua por unidad de cosecha son mayores. Esto explica que las huellas ecológicas de países pobres como Malí, Chad y Sudán, por ejemplo, sean altas. Un cuarto factor es la baja eficiencia agrícola en el uso del agua. Esto ocurre, por ejemplo, en Tailandia, donde la producción de arroz es de 2,5 T/ha, mientras que la media mundial es de 3,9 T/ha.
Villafáfila, Zamora. Autor foto: Antonio de la Fuente
El abaratamiento del coste del transporte, principalmente el marítimo, y el incremento en su velocidad, ambos hechos posibles por los recientes avances tecnológicos que todavía no han tocado techo, han facilitado de modo decisivo el aumento del comercio en general y de los alimentos básicos, como los cereales y los forrajes, en particular. Hoy suele ser más fácil y más barato transportar mil toneladas de trigo que el millón de metros cúbicos de agua necesaria para producir ese trigo. Sin embargo, en los países poco desarrollados las dificultades para el transporte de alimentos desde los puertos al interior pueden constituir un serio obstáculo para evitar problemas de insuficiente alimentación o incluso de hambrunas. Hofwegen (2004) cita el problema encontrado en Sudáfrica para hacer llegar los alimentos con camiones desde los puertos marítimos hasta el interior del ese país.
En general, el comercio de agua virtual es ya una opción política más implícita que explicita. Pero, de hecho, está ya mitigando los problemas de escasez de agua en muchos países áridos y semiáridos y de modo singular en el Norte de África y en Oriente Medio.
Sin embargo, no es una panacea para resolver todos los problemas actuales y futuros.
Valle de Pineta, Huesca. Autor foto: Fco. J. Real Ros
Hofwegen (2004) estima que la liberalización del comercio de alimentos (y por ello de agua virtual) podría tener efectos negativos en el medio ambiente. Esto podría ocurrir en los países que utilizaran de modo exagerado o insostenible sus recursos hídricos con objeto de producir productos agrarios que pudieran vender en otros países.
No es una hipótesis absurda ya que, en cierto modo, esto parece ser lo que ha ocurrido y no precisamente en un país pobre sino en los EE.UU. y más concretamente en el acuífero de Ogallala, también llamado de las High Plains. Este acuífero tiene una extensión algo mayor de 500.000 km2, es decir, análoga a la extensión de toda España. En algunas de sus zonas, y especialmente en Texas, viene siendo intensamente aprovechado desde hace unos sesenta años. En la zona de Texas se ha producido una auténtica «minería del agua subterránea». Se ha extraído un volumen anual (unos 6 km3) unas diez veces superior a la recarga interanual.
El volumen de agua subterránea que a lo largo de milenios se había almacenado en este acuífero (en la zona de Texas), está actualmente reducido aproximadamente a dos tercios del volumen inicial. Estas aguas subterráneas, cuya extracción es relativamente barata, se han empleado fundamentalmente en la producción de algodón, cereales y forrajes para el ganado. Es decir, cultivos de no gran valor. Ahora bien, la producción de carne y productos cárnicos supera unos 6.000 millones de dólares al año y una parte de esa producción ha sido exportada. No puede olvidarse que los EE.UU. son el primer exportador mundial de productos agrarios y también de carne.
Las aguas subterráneas en Texas son de propiedad privada. De hecho, el gobierno del Estado de Texas prácticamente sólo puede hacer propuestas para tratar de convencer al poderoso «lobby» de los agricultores texanos de que ese planteamiento no es sostenible y que deben reducir sus extracciones. Sería muy interesante conocer mejor lo ocurrido en el acuífero Ogallala a lo largo del medio siglo largo de desarrollo de sus aguas subterráneas. Y esto no solamente en sus aspectos hidrogeológicos y ecológicos sino especialmente en sus dimensiones económicas tanto en el ámbito local como en el mercado mundial de alimentos. En pocas palabras, sería útil saber
hasta qué punto la utilización de esa agua subterránea no renovable ha contribuido a la hegemonía que tienen los EE.UU. en el comercio mundial de alimentos.
Sierra Nevada. Autor foto: Peter Manschot