Te Pito o Te Henua (Ombligo de la Tierra) es el nombre original de Isla de Pascua (también conocida como
Rapa Nui).
Los volcanes Poike, Rano Kau y Terevaka fueron emergiendo del fondo oceánico, hace 3 millones a 10 mil años. Las constantes emisiones de lava acercaron a los volcanes entre sí, dando origen a la Isla de Pascua (Rapa Nui).
La colonización del Pacífico comenzó hace varios miles de años, cuando poblaciones que
formaban parte del grupo austronésico comenzaron a migrar desde el sureste asiático e internarse en el Pacífico. Hace unos 4000 años, pequeñas poblaciones asentadas en las islas de las
Nuevas Hébridas (Vanuatu) , las
Islas Salomón y el
archipiélago de Bismark, comenzaron a poblar la vasta extensión del Pacífico y sus islas. Durante los siguientes 500 años continuaron navegando en contra de los vientos dominantes, asentándose en algunas de las muchas islas que encontraron en su camino. Finalmente
llegaron a Fiji, donde se asentaron al menos un milenio, desarrollando la cultura que hoy conocemos como polinésica. Desde allí colonizaron
las islas de Tonga y
Samoa, alrededor del año 1000 antes de nuestra era. Navegaron hacia el Este, hacia el Pacífico central, cruzando grandes extensiones de océano para llegar a
las Islas Marquesas en el Pacífico Oriental.
Los movimientos de estas poblaciones, han sido documentados a través de sitios arqueológicos en los que aparece una cerámica con decoraciones incisas,
denominada Lapita. Los patrones geométricos de la decoración de esta cerámica la podemos encontrar posteriormente en diseños de los tatuajes de Samoa, mazos de guerra de Tonga, motivos tallados en los remos ceremoniales de las
Islas Australes y diseños de las capas y mantas de tela de corteza de Samoa.
Los colonizadores partían para quedarse en las nuevas tierras, llevando consigo herramientas, alimentos, plantas y animales para comenzar una vida nueva. De esa manera, un grupo de colonizadores llegó a poblar la isla de Rapa Nui, se cree que debió suceder en los primeros siglos de nuestra era. Los recién llegados se encontraron en una isla con limitados recursos, aislados de otros lugares poblados y en ella desarrollaron una cultura compleja y fuertemente estratificada. La magnificencia de los restos de la antigua cultura Rapa Nui, demuestra un extraordinario conocimiento de arquitectura, arte, astronomía ...
Según una interesante versión de la tradición oral, relatada por el anciano
Pua Ara Hoa a
Simeón Riroroko en 1910 y publicada por
Thomas Barthel en 1959:
El territorio del Ariki (Rey) en la tierra Maori de Hiva, llamada Marae Renga, así como su segunda residencia, Marae Tohia, comenzaron a inundarse de mar, en tiempos del Ariki Roroi a Tiki Hati; el cuarto en la línea genealógica de 10 reyes ("Ariki Motogi"), que culmina con Hotu A Matu’a (Hijo de Matu’a), el rey colonizador de Rapa Nui, hoy conocido como Hotu Matu’a.
Hotu Matu´a solicita al adivino Haumaka, miembro de su corte, la búsqueda de una nueva tierra para salvar a su pueblo, en un viaje astral el espíritu de Haumaka se desplazó hacia el Este pasando por una serie de islas, hasta alcanzar una octava tierra. En ella identifica a "Ko nga Kope Ririva Tutuu Vai a te Taanga" (los hermosos hijos de Te Taanga que están sobre el agua) refiriéndose a los tres islotes frente al Rano Kau. El espíritu de Haumaka recorre la Isla identificando un total de 28 sitios con sus nombres, hasta llegar a la bahía de Hanga Rau (Anakena), identificándola como el sitio digno para el desembarco del Rey.
Siete exploradores son enviados a descubrir la nueva tierra y preparar la llegada de los colonizadores, estableciendo los primeros cultivos de Uhi (ñame) en el cratér de Te Manavai (Rano Kau). Finalmente se produce el arribo del Rey Hotu Matu´a, y la Reina Avareipua, quienes desembarcan en Hiro Moko y Hanga Ohiro, respectivamente (ambos extremos de la Bahía de Anakena).
Al comparar las leyendas con las evidencias científicas, resalta la coincidencia que sitúa la tierra de origen de los Rapa Nui en polinesia, al referirse a la tierra de
Hotu Matu´a como
Maori de Hiva,
existen varias islas en las Marquesas con ese nombre (Hiva Oa, Nuku Hiva, Fatu Hiva).
Una vez establecidos en su nueva tierra, Hotu Matu´a encomienda al sabio Maorí Ngatavake establecer la división del territorio y el emplazamiento de los asentamientos principales, contribuyendo así a humanizar el espacio.
Así, surge un personaje inicial, el primer rey, Hotu Matu’a que dada su potestad distribuye el territorio entre su pueblo, crea y establece las reglas de convivencia y el sistema social rapanui.
La división territorial inicial comprende dos mata o territorios, uno de ellos para las tribus de ascendiente Miru y la otra para los de ascendencia Tupahotu.
Antes de morir el rey Hotu Matu’a entrega el primer territorio, Ko Tu’u Aro, ko te mata nui, a su hijo mayor, y el segundo territorio, Ko Tu’u Hotu Iti, ko te mata iti, al hijo menor por ser el que hereda de la madre y por tanto quien debe encargarse de ella. De la misma forma, dentro del territorio Tu’u Aro, Hotu Matu’a reservó tierras para las tribus y linajes de su hermana, la reina Ava Rei Púa, que llegó con él en la migración desde Hiva.
Aún en la actualidad existe la línea divisoria de estos territorios llamada Ko te mata pipi o moro.
Uno de los rasgos más distintivos de la cultura ancestral Rapa Nui, fue la importancia que se le daba al culto de los antepasados. Cada linaje tenía su centro religioso y político en un sector cercano a la costa, desde el cual controlaba una parte del territorio hacia el interior de la isla. Los centros religiosos se componían de grandes altares o ahu, sobre los cuales se construyeron estatuas que representaban ancestros deificados. Esta forma de representación de los ancestros sigue un patrón de esculpido, que se repitió cerca de 1.000 veces y con leves modificaciones en estilos, tamaños y materiales.
Este tipo de estructuras monumentales deriva de un modelo de arquitectura religiosa polinésica que, con el tiempo, en Rapa Nui fue adquiriendo características constructivas y elementos propios. Sin embargo, conservaron su significado y función ancestral. La innovación escultórica en Isla de Pascua, implicó cambios arquitectónicos que permitieran soportar y asegurar la estabilidad de las estatuas o moai, convirtiéndose en estructuras que fueron prestigiando cada vez más a los linajes ejecutores de estas obras. Se cree que la construcción de estos ahu tuvo lugar entre los siglos VIII y XI de nuestra era.
Con los años, la población de la isla aumentó considerablemente, estimado por algunos investigadores en más de diez mil habitantes, ejerciendo una fuerte presión sobre los recursos productivos, tanto para alimentarse como también para sustentar las fiestas con sus grandes exigencias de ostentación, sobrepasando probablemente la capacidad de abastecimiento de la isla. Como resultado, el sistema entró en una fuerte crisis que culminó con la quiebra del sistema ideológico tradicional, principalmente por el desprestigio de la clase aristocrática y la incapacidad de proveer en abundancia los bienes y el sustento para la población, con la consiguiente pérdida del mana o poder. Ello condujo a guerras intertribales y a la destrucción de los centros ceremoniales, derribamiento de sus estatuas, destrucción y quemas de plantaciones y viviendas.
A partir de este momento de crisis, aproximadamente en el 1500 de nuestra era, se inicia un nuevo sistema marcado por una sucesión de cruentas guerras, que fue minando todo el sistema tradicional hasta llegar a conformar un nuevo orden social, político y económico. Esta guerra tuvo un desenlace poco esperado, el exterminio de los hanau eepe (tipo corpulento) que era el grupo dominante, y el triunfo de los hanau momoko (tipo delgado).
Fue durante este proceso de readaptación de la cultura rapanui, cuando llegan los primeros navegantes europeos a la isla. El 5 de Abril de 1722, el marinero holandés
Jacobo Roggeween avista la isla que bautiza como Isla de Pascua en honor a la festividad católica celebrada ese día, Pascua de Resurrección.
Primer mapa de Isla de San Carlos (Isla de Pascua), realizado por los marinos españoles
En 1774
el Capitán James Cook permaneció una semana en la isla y en 1786 el
Conde de La Perousse desembarcó en la bahía
Hanga ohonu para determinar exactamente su situación geográfica y la de sus contornos. A partir de entonces gran cantidad de naves establecen contacto con Rapa Nui, con el único objetivo de reabastecer sus barcos.
A mediados del siglo XIX, a juicio de algunos comerciantes europeos, Rapa Nui no tenía dueños y por lo tanto, su población podía ser explotada, comercializada y esclavizada.
Debido a la prohibición de importar esclavos africanos, los barcos comerciantes de esclavos comenzaron la captura de poblaciones polinésicas para su venta en el Perú. Esto se tradujo en la deportación forzosa de al menos mil quinientas personas desde Rapa Nui, para ser vendidos en los mercados de Lima. El triste episodio ocurrido entre los años 1862 y 1863 se mantiene en la memoria colectiva; los ancianos aún recuerdan que los barcos esclavistas asolaron la Isla, matando o llevándose a más de mil isleños hacia las haciendas de las costas peruanas, entre ellos a todos los sabios y conocedores de la cultura antigua. Fueron al menos 20 naves las que recalaron en Rapa Nui entre el 15 de junio de 1862 y el 18 de agosto de 1863, reclutando de forma forzosa a unos 2069 polinesios de los cuales al menos 1400 eran de origen rapanui (el 35% de la población de la isla) que fueron desembarcados en El Callao.
Si bien Lima se oponía al tráfico de esclavos polinesios, este tráfico se suspendió por la insistencia del gobierno francés, lo que conllevó la cancelación de las licencias de importación y la repatriación de los supervivientes polinesios, incluidos los rapanui, a sus islas de origen.
La repatriación de 12 de ellos, significó la muerte de muchos otros, al introducirse la viruela y la tuberculosis en Rapa Nui.
También en 1862 arriba el Capitán francés Lejeune, estudia a los rapanui y viaja a
Valparaíso donde mantiene conversaciones con la congregación francesa del Sagrado Corazón, que decide comenzar con la evangelización de Pascua. Desde la llegada de los misioneros, el contacto marítimo con la Isla de Pascua disminuyó considerablemente y a excepción de las goletas de abastecimiento, sólo recalan algunos buques de guerra ingleses.
El 4 de abril de 1868 Jean Baptiste Onésime Dutrou Bornier (
nacido en Montmorillon, Francia) arribó a Rapa Nui para quedarse definitivamente. No tarda en confraternizar con los misioneros y juntos deciden crear el denominado Consejo de Estado de Rapa Nui o Tribunal del Culto y después de concentrar la mayor parte de la población en Hanga Roa, fundan la Villa de Santa María de Rapa Nui.
Ese mismo año y paralelamente Dutrou Bornier crea una empresa comercial en sociedad con el comerciante John Brander de Tahiti con el fin de adquirir terrenos en la Isla y dedicarlos a la explotación de la ganadería, a fin de abastecer el mercado de Tahiti con carne y exportar lana.
Dutrou Bornier se autoproclama Juan I, Rey de Isla de Pascua, y elegirá como reina a Ko Reto Pua A Kurenga, de la tribu de los Tupahotu Rikiriki. Entre 1872 y 1877, Dutrou Bornier convierte la Isla de Pascua en una hacienda que tenía por inquilinos a la mayoría de sus habitantes produciendo lanas, cueros y animales que eran exportados cada cuatro meses en una goleta enviada por el comerciante Brander.
En 1875 la mayor parte de las tierras pertenecían a la sociedad Brander - Bornier y, el resto, a la Reina Ko Reto Pua A Kurenga. En 1877 las rencillas entre Bornier y algunos isleños, derivan en el asesinato de Dutrou Bornier. El 15 de junio de 1877 fallece en Tahiti el comerciante Brander. La muerte de estos personajes origina una serie de litigios de herencia entre ambas sucesiones y el Obispo de Tahiti interpone un recurso de amparo a favor de los isleños quienes reclamaban sus territorios ancestrales. El tribunal de alzada de Papeete desestima la reclamación del Obispo de Tahiti y de los rapanui, por no tener prueba escrita de propiedad, y adjudicó con fecha 24 de junio de 1886 todos los bienes de la sociedad Dutrou Bornier - Brander a John Brander Hijo.
Desde el establecimiento de la misión católica en la isla, el Obispo de Tahiti, Monseñor Tepano Jaussen, se preocupó por la situación isleña abogando porque Chile tomara posesión de Rapa Nui. Por otro lado, los rapanui en tres ocasiones diferentes solicitan formalmente la protección del gobierno francés, pero Francia no tenía mayor interés en la Isla de Pascua.
En carta enviada el 6 de septiembre de 1871 al Reverendo Padre Superior de la Congregación de Valparaíso, Tepano Jaussen, ruega a las autoridades eclesiásticas chilenas convencer al gobierno chileno de comprarle las tierras que el Arzobispado posee en Isla de Pascua.
En otra carta del 30 de septiembre de 1871 reitera esta petición:
"Nos haría un gran servicio al vender a la república de Chile nuestras propiedades en Isla de Pascua... Me parece que la República haría mal en dejar escapar esta ocasión de tomar posesión de una isla de 10.000 hectáreas de buena tierra..."
Se toma la decisión de anexionar la isla al territorio de Chile y se nombra al
Capitán Policarpo Toro Hurtado para negociar y celebrar con John Brander ( hijo) una promesa de venta a favor del Estado de Chile.
El 9 de septiembre de 1888 se celebra el Acuerdo de Voluntades, por el que los Jefes de la Isla ceden la soberanía del territorio al Estado de Chile. Como parte de la anexión de la Isla de Pascua a la República de Chile, Policarpo Toro instaló a su hermano y Capitán del Ejército, Pedro Pablo Toro Hurtado, como agente de colonización a cargo de doce familias campesinas chilenas, que fueron abandonados a su suerte hasta 1892, junto a los rapanui.
Durante
la Guerra Civil de 1891 Policarpo Toro se mantuvo leal al Presidente Balmaceda por lo que fue arrestado y se le conminó a realizar, a cargo de su fortuna personal, los pagos comprometidos al tomar posesión de la isla de Pascua. La guerra postergó hasta el olvido la ratificación del
Acuerdo de Voluntades, que se tradujo en el abandono de su hermano Pedro Pablo y los colonos en la isla, quienes nunca recibieron instrucciones ni ayuda económica del gobierno.
En 1895 reaparece John Brander (hijo), decide vender al comerciante Enrique Merlet, las tierras que no estaban involucradas en las transacciones llevadas a cabo por Policarpo Toro en nombre del Gobierno de Chile. La venta se ratifica en 1897 en Valparaíso, creándose la Compañía E. Merlet. El Gobierno chileno también, el 29 de agosto de 1895, arrendó el resto de la isla a Enrique Merlet, quien estableció una compañía explotadora, de triste memoria. Cometió toda clase de tropelías, quemó intencionadamente las plantaciones de los isleños, sus cosechas de camotes y gallinas, provocando un incendio de grandes proporciones.
Las presiones hechas por la Santa Sede y la situación económica influyeron para que la empresa Merlet firmara en 1903 la escritura de compraventa a favor de la compañía “Williamson & Balfour”. Esta compañía inglesa ejerció su influencia en la Isla durante medio siglo, los rapanui estuvieron presos en su propia tierra no pudiendo traspasar los límites del núcleo habitado, ni siquiera pescar sin su autorización y permanecieron cercados por alambradas.
A comienzos de la década de 1950 aparecen publicaciones en la prensa, tanto chilena como extranjera, que hablan de las condiciones en las que viven los rapanui, la prohibición de salir de la Isla y las trabas para desenvolverse dentro de ella. Estas denuncias llevaron finalmente al gobierno de Chile a tomar medidas. El 3 de diciembre de 1953 se da término al arriendo de Isla de Pascua que pasa a depender administrativamente de la Armada Nacional de Chile.
El control ejercido por la Armada, fue percibido por los rapanui como la continuación del sistema colonial diseñado por la Compañías Explotadoras en las décadas anteriores. Para dar término a esta situación los isleños, liderados por Alfonso Rapu, protagonizaron un movimiento de resistencia a fines de 1964.
Bajo la administración del
Presidente Eduardo Frei Montalva las demandas de los isleños, por las precarias condiciones económicas, sociales y culturales en que vivían, fueron aceptadas como legítimas, y en 1965 se puso término a la restricción de movimientos. Esto condujo a la incorporación efectiva de los isleños al Estado chileno, a través de la llamada Ley Pascua de 1966, que crea el Departamento de Isla de Pascua. En los últimos años, la administración de la isla se ha basado en esta ley, que le otorga un régimen administrativo y judicial especial.
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El misterio de las coronas:
Científicos británicos han aclarado parte del misterio de las coronas rojas que ciñen los moais de la cantera Puna Pau de la Isla de Pascua, gracias al descubrimiento de un camino que se utilizó para transportarlas. Los profesores Sue Hamilton, del University College de Londres, y Colin Richards, de la Universidad de Manchester, afirmaron que las coronas están hechas de rocas volcánicas procedentes de un antiguo volcán de la zona y que fueron elaboradas por los pobladores polinesios de la isla entre los años 1.250 y 1.500.
www.bibliotecapleyades.net/arqueologia/esp_isla_pasqua_5.htm