10 de febrero de 2007

LEGALIZAR o PROHIBIR


Legalización de las drogas, o prohibición. Gran dilema. El gobierno de Aznar (en su nombre, Gonzalo Robles Orozco) aprobó un plan que abarcaría el período 2000-2008, entre otras actuaciones se optó por la información al ciudadano, de manera que recibimos en nuestros domicilios un folleto informativo acerca del uso y abuso de las mismas, reconozco que me sorprendió la medida .
En este mismo sentido, de la información como prevención, hemos podido ver un programa de La 2 de TVE,Carta Blanca, a Antonio Escohotado defensor de la legalización.

He encontrado un blog ( de Jordi Cebrián ) donde se trata este tema con mucha seriedad y puedo decir que suscribo lo que allí se dice, así que os recupero algunos párrafos:Existen testimonios del uso de drogas en todas las culturas y en todas las épocas. Podemos también afirmar que, en función de los condicionamientos geográficos y culturales, cada civilización ha adoptado algunas de ellas como propias.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de las sustancias psicoactivas se encuentran en la naturaleza, normalmente en forma de plantas u hongos. Pronto el hombre descubrió que comer, mascar o inhalar el humo procedente de quemar determinados vegetales provocaba en él ciertos cambios significativos...(
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Son muchos quienes piensan que de las drogas puede hacerse uso responsable y que, con sensatez e información, confiando en la capacidad de las personas de hacer uso de su libertad incluso cuando ello le conlleve riesgos, los peligros asociados a la liberalización de la drogas serían sin duda menores que los que hoy mismo padecemos. Pero el concepto de que con las drogas es posible un uso sin abuso no es hoy políticamente correcto...
Hablemos del opioLa extensión de su uso queda clara en un censo del año 312, donde aparecen registradas 793 tiendas en la ciudad de Roma destinadas a vender opio, uno de los pocos artículos, junto al pan, cuya especulación estaba prohibida por ley.(…)

(...) Durante la Guerra Civil americana, se usó la morfina con profusión, como analgésico para los heridos. La mayoría de los historiadores del tema citan este hecho como el causante de que, a finales de siglo, el número estimado de consumidores habituales de morfina fuera muy superior al del resto de naciones.
Sin embargo, este hábito no constituía un problema social, como tampoco en nuestros días lo constituye la adicción que millones de personas tienen respecto a tranquilizantes o pastillas para dormir.
La opinión desfavorable hacia el opio y sus derivados empezó con la llegada de los chinos a EEUU y su costumbre de fumar opio.
Los chinos habían entrado masivamente como mano de obra para la construcción del ferrocarril, a partir de 1860, convirtiéndose en poco tiempo en un grupo social extremadamente trabajador y eficaz, que pasó a ser propietario de minas, negocios, granjas y tiendas ante el resentimiento de muchos ‘americanos antiguos’ y, sobre todo, de los sindicatos obreros.
A los chinos, consumidores de opio, su drogadicción no parecía impedirles trabajar, sino más bien al contrario, se convirtieron en trabajadores más eficaces que los americanos. Por todo esto, se impulsaron leyes draconianas contra esa minoría, como la ‘Chinese Exclusion Act’ de 1889, que impedía la entrada de trabajadores chinos en EEUU a partir de entonces.Se prohíbe comerciar con opio a los chinos pero no a los americanos, y se prohíbe el uso de opio para fumar a los chinos pero no a los americanos.La declaración de guerra por parte de EEUU a España y su rápida victoria, fue otro de los capítulos decisivos en la historia de la prohibición. Como en Filipinas el uso del opio fumado era habitual, el Obispo de Manila Ch. H. Brent ,gracias a su influencia con el presidente Roosevelt, consiguió que se aprobara una ley en 1905 que prohibía a los filipinos el uso del opio excepto para usos médicos.
Sin embargo, la utilidad de la prohibición en Filipinas, como pasaría luego en el resto del mundo, fue más que dudosa.

En 1926, el organismo de la Liga de las Naciones encargado para velar por la ya casi mundial prohibición, comentaba de Filipinas que allí era extremadamente fácil y barato encontrar opio para fumar, denunciaba la corrupción existente entre los oficiales de la isla que debían velar por el mantenimiento de la prohibición.

Al mismo tiempo, en China ,el consumo de opio fumado se había hecho habitual desde el siglo XVII, cuando el ultimo emperador Ming prohibió el consumo de tabaco para evitar “que el tesoro chino se convierta en humo”. La sustitución del tabaco por el opio no eliminó el desequilibrio comercial. Por el contrario, pronto China empezó a importar opio.
Durante el siglo XVIII, las potencias europeas se lucraban con el opio que producían en sus colonias, principalmente Inglaterra que cultivaba el opio en la India.( leer +)

La cocaína…utilizada con finalidad religiosa por las religiones nativas americanas , tras el descubrimiento de América su uso fue denunciado en los Concilios de 1551 y 1567 por los obispos de la Iglesia Católica como idólatra y diabólico, con lo que se prohibió su cultivo. Pero, dado que los diezmos obtenidos de quienes la cultivaban significaban uno de los ingresos más importantes para obispos y canónigos, la prohibición no duró mucho, y quedó anulada en 1573 por una Real Ordenanza.(…)

"La conquista española, lejos de terminar con esta práctica ya notada por Francisco Pizarro a su llegada en el Perú en el 1531, más bien la va a promover. Esta práctica permite multiplicar por dos el tiempo de trabajo de los pobres mineros de las nuevas colonias, hasta se vuelve su principal remuneración. El concilio de Lima emite la primera interdicción al consumo de la coca, considerando que ésta tiene propiedades satánicas".
Cuando a finales del siglo XIX se consiguió sintetizar, a partir del arbusto de la coca, la cocaína, esta sustancia despertó entusiasmos entre las clases médica y farmacéutica.El personaje que más notablemente influyó en la difusión de la droga y de sus virtudes fue Sigmund Freud.(…) El propio Freud, constatando en su propia persona la inocuidad de la cocaína como generadora de dependencia fisiológica, la recomendó a un amigo, morfinómano, para liberarle de su adicción. Este abandonó, efectivamente la morfina, pero sólo para pasar a ser consumidor compulsivo de cocaína, de la que acabó muriendo por sobredosis. Freud tuvo que reconocer que la cocaína no debería ser usada para su tratamiento de la morfinomanía, dado que “presentaría un peligro todavía mayor para la salud que la morfina” (…)
Hay que decir que los negros del sur (EEUU) eran, en gran proporción, consumidores de cocaína, principalmente en la Coca-Cola (el 5 de Mayo de 1886 John Pemberton creó la fórmula de la Coca-cola basándose en el éxito del famoso Vin Mariani ) , una bebida sudista ,que cambia la cocaína por cafeína en 1909.
Los negros, a los que la reciente
Guerra Civil Americana acababa de liberar de la esclavitud, no estaban exactamente bien vistos en el sur de los EE UU. Estaba demostrado, decían los blancos, que “ los negros bajo los efectos de la cocaína violaban a mujeres blancas”.

En 1901 se aprueba prohibir la venta de opio a “tribus aborígenes y razas incivilizadas” y en particular a “indios, esquimales, habitantes de Hawai, trabajadores del ferrocarril e inmigrantes en puertos de entrada” .
En 1909 se prohibe en EE.UU. la entrada de opio para fumar.
En 1914, se aprueba la
Harrison Act, medida federal de carácter administrativo orientada a regular el uso terapeútico del opio y la cocaína y que adquiere pronto, tras una serie de decisiones judiciales, características policiales y represivas.
A nivel internacional,
las conferencias iniciadas en Shangai en 1909, no producen resultados notorios hasta 1919, con la aprobación por la mayoría de países, como un apartado más del tratado de Versalles, de las disposiciones de ‘control de estupefacientes’ propuestas por EEUU.
La noche del 17 de enero de 1920, sonaban por las radios de Estados Unidos las palabras del Senador Volstead, se prohibía la fabricación y venta de bebidas alcohólicas en EEUU:
“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida firmó su acta de defunción. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos pronto serán cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacías; las transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres, reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno”.
"Durante la Prohibición del alcohol de los años 20 en los Estados Unidos, se llevaban grandes cantidades de licor de contrabando desde Cuba hacia Norteamérica. El contrabando era principalmente de rones aunque también incluía vinos y otros licores. Había capitanes de barcos y tripulaciones norteamericanas, aunque también había cubanos y marinos de otras nacionalidades, como británicos y españoles. El modo de operación de estos contrabandistas era cargar legalmente el licor en Cuba (generalmente desde La Habana) y presentar un manifiesto en el que declaraban como puntos de destino puertos generalmente en Honduras, pero también en Belice, Guatemala, las Bahamas y México, para en realidad dirigirse finalmente a la Florida, Luisiana, Georgia y Nueva York. La mayoría de las embarcaciones eran de bandera norteamericana, británica, cubana y hondureña; las naves que portaban esta última nacionalidad pertenecían en realidad a los otros países y aparecían matriculadas en Honduras para pretender una coartada supuestamente más sólida". ( leer + )


Pero una vez promulgada la Ley Volstead, se reconsidera la decisión y pasa a considerar imprescindible el uso de vinos y licores “como sedantes y en el tratamiento de la neurastenia”.
Y así, a finales de 1920, 57.000 farmacéuticos y 15.000 médicos habían solicitado ya licencias administrativas para recetar y vender bebidas alcohólicas.Y en 1931 eran ya 100.000 los médicos con licencia. Se calcula que, en 1928, ingresaban unos 40 millones de dólares escribiendo recetas para comprar whisky.

En 1933 la Ley Seca tuvo que ser derogada, pues, según reconocieron las autoridades, el grado de injusticias y corrupción generado era inadmisible.
Las consecuencias habían sido terribles: 30.000 muertos por envenenamientos debidos a alcohol metílico y otros adulterantes; 100.000 personas víctimas de ceguera, parálisis, etc; 45.000 personas detenidas por motivos relacionados con la prohibición; aparición de unas organizaciones del crimen que aun perduran en la actualidad, y dedicadas principalmente hoy al tráfico de drogas; 35% de agentes encargados de velar por la prohibición, con expedientes abiertos por corrupción y casi un 10% expulsados.
Un ministro de Interior y uno de Justicia fueron condenados por conexión con mafias y por delitos de contrabando .
El mismo año en que se abolió la Ley Volstead, el crimen violento descendió dos tercios, sin volver a alcanzar los mismos niveles hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

Al derogarse la Ley Seca, las principales organizaciones dedicadas al contrabando de licor en EE.UU. pasaron a dedicarse al suministro de las drogas aun prohibidas, es decir, cocaína y heroína.(…)
Por si fuera poco, por aquel entonces ciertas novedades farmacológicas legales y que podían adquirirse con facilidad parecían empezar a eclipsar la popularidad ilegal de la heroína y la cocaína: la aparición de los nuevos sedantes sintéticos como sustitutivos de los opiáceos, y de las anfetaminas como generadoras de energía extra para quien las consumía, sustituyendo, por tanto, el uso de la cocaína.

(…) Un nuevo chivo expiatorio al que perseguir. Se trataba de las flores de una planta antigua como la humanidad: el cáñamo o cannabis. ( leer + )
De nuevo es en EEUU donde tienen lugar ciertas transformaciones sociales. El movimiento juvenil conocido como ‘hippies’, pacifista y antisistema, musical y utópico, asume como elemento identificativo y unificador el consumo de sustancias visionarias, principalmente la marihuana y el LSD.
Por primera vez se hace una reivindicación lúdica y abierta del consumo de drogas como método de ampliar el conocimiento y como herramienta para conseguir una sociedad mejor.
La imagen de jóvenes melenudos pasándose un cigarrillo de marihuana mientras corean esloganes del tipo de ‘haz el amor y no la guerra’, en un momento en que
EEUU combate en Vietnam, aparece como peligrosa para la sociedad bien pensante. (…)Ahora la Droga es vista como una epidemia que se ceba en los jóvenes de la nación, enfermándolos y volviéndolos melenudos y ácratas. Pese a todo, millones de personas consumen marihuana y prueban los alucinógenos sin mayores problemas.Es entonces cuando las cifras de consumo alcanzan las mayores cotas en la historia norteamericana: un 40% de las personas entre 18 y 21 años habían probado la marihuana y el número de arrestos por posesión de dicha sustancia pasa de 18.000 en 1965 a 188.000 en 1970 (casi 800.000 en 1996).

Mientras tanto, los usuarios marginales de heroína empiezan a presentar politoxicomanías a raíz del endurecimiento de las restricciones respecto anfetaminas y barbitúricos, sustancias sobre las que empieza a constituirse un próspero mercado negro.

Finalizada la guerra de Vietnam, (durante la cual un 40% de los soldados se convertirán en consumidores de heroína, aunque al volver a su país sólo un 8% de estos usuarios mantenga el consumo ) las drogas que habían fomentado el pacifismo antipatriota pueden volver a ser acusadas de fomentar la violencia. (…)
El informe pedido por Nixon en 1972 a la National Commission on Marijuana and Drug Abuse, a fin de poder justificar mayores medidas represivas,no fue del agrado de Nixon: recomendaba despenalizar la posesión de marihuana para uso personal, así como la distribución de pequeñas cantidades, debido, entre otras cosas, al hecho de que existían unos 25.000.000 de usuarios en EEUU.
Por ello Nixon dirá: mientras yo sea presidente, todas las drogas seguirán siendo completamente ilegales, así como su consumo .(
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Durante las discusiones y debates respecto a las leyes federales antinarcóticos de principios de siglo, apenas se había mencionado la marihuana y, cuando se hizo, la Asociación de Farmacéuticos protestó por el hecho de que se hablase de ella relacionándola con la cocaína o el opio.
De hecho, en 1920, con la ley Harrison ya aprobada y la convención de la Haya de 1919 celebrada, el Ministerio de Agricultura de EEUU aconseja a la población plantar cannabis como actividad productiva .
No será hasta 1937 cuando la Marijuana Tax Act restrinja su uso libre, pese a que en 1925 ya se había celebrado una Convención Internacional donde se acordaba el control del cáñamo , que EEUU se había negado a suscribir.La única restricción existente hasta el momento consistía en una disposición de 1906 que obligaba a que las sustancias alimenticias o farmacéuticas que contuvieran cannabis, lo indicaran convenientemente en la etiqueta. Existían también ciertas restricciones de carácter local en algunas zonas del sur donde abundaban los inmigrantes. De hecho los informes científicos de la época, muestran la práctica inexistencia de problemas sanitarios o sociales relacionados con el uso del cannabis. (…)El informe, ‘The La Guardia Committee Report on Marihuana’, finalizado en 1944, es completísimo y abarca aspectos sociales, sanitarios, históricos y legales. Concluye: “La práctica de fumar marihuana no conduce a la adicción en el sentido médico del término" y “El uso de marihuana no conduce a la adicción a la heroína o la cocaína y no se ha hecho ningún esfuerzo por crear un mercado para esos narcóticos estimulando la práctica de fumar marihuana”.
Por último, refiriéndose a las historias sensacionalistas que determinados periódicos habían hecho circular, afirma: “La publicidad relativa a los catastróficos efectos de fumar marihuana en Nueva York es infundada”
Valga decir que aquellos informes han sido validados y ratificados posteriormente por cuantos estudios rigurosos se han realizado al respecto.

¿Cómo ha pasado, pues, el cannabis a ser hoy una sustancia perseguida, al tiempo que la droga ilegal más ampliamente consumida?
En su prohibición intervinieron, además de los elementos comunes al opio y la cocaína ,ciertas características peculiares.

A escala internacional, fue decisiva la intervención de Inglaterra en 1925 en la Convención Internacional del Opio, cuando se negó a firmar el tratado si no se incluía en él el control internacional del cannabis. Los motivos de Inglaterra eran de orden político y relacionados con su papel como potencia colonial en Egipto.
Los sectores egipcios partidarios de la independencia estaban intentando impedir la colonización cultural inglesa, representada, entre otras cosas, por la entrada de alcohol en el país, y haciendo del consumo de cannabis, tradicional en Egipto, un símbolo de resistencia.
Aunque al resto de los países firmantes del tratado la marihuana no les suponía ningún problema en sus países, la presión de Inglaterra surtió efecto, al tiempo que servía también a los intereses de los países que eran también potencias coloniales en el Norte de Africa, como Italia o Francia.

EEUU no ratificó entonces ese acuerdo, pero …
El cáñamo venía siendo utilizado tradicionalmente en la industria, como materia prima para la producción de papel, cuerdas y tela…el cáñamo no constituía competencia al algodón, dado que su recolección era más lenta y costosa (antes de poder ser usado era necesario tenerlo 15 días en remojo).
Pero en 1917
George Schlichten inventó una máquina que iba a servir para recolectar de manera mucho más eficiente el cáñamo, evitando, además, los 15 días en remojo y las molestias consiguientes.(…)
“A los granjeros americanos se les presenta la oportunidad de un nuevo tipo de cultivo por un valor anual de varios centenares de millones de dólares, todo porque se ha inventado una máquina que resuelve un problema de más de 6.000 años de antigüedad. Se trata del cáñamo, un cultivo que no competirá con otros productos americanos. Por el contrario, acabará con las importaciones de materias primas (el algodón)y productos manufacturados producidos por mano de obra barata, y proporcionará miles de puestos de trabajo para los americanos en todo el país” .

Pero la verdad es que esto suponía una fuerte amenaza para la industria del algodón, fuertemente relacionada con los sectores políticos más influyentes, movieron los hilos para, por una parte, fomentar la imagen diabólica del cáñamo en la opinión pública y, por otra, potenciar la presentación de leyes restrictivas respecto a su uso.
Para satanizarla, la marihuana sería asociada con una minoría racial molesta, los inmigrantes mejicanos que la usaban habitualmente para divertirse y relajarse.
La entrada de mejicanos como mano de obra barata había sido inicialmente bien recibida, pero la gran depresión, posterior al crack del 29, los convirtió en una competencia temida por los trabajadores del país.
Harry J. Anslinger, jefe del Departamento de Control de Narcóticos y una de las figuras más oscuras de la guerra contra las drogas, fue el principal protagonista del montaje destinado a ilegalizar y perseguir la marihuana, así como uno de los mayores responsables de nuestra manera actual de tratar con las drogas y sus usuarios.
(…)En 1937, el congreso de EEUU aprobó la
Marijuana Tax Act, con la que ésta quedaría, de facto, ilegalizada.

Con Reagan se alcanzará un brutal punto de inflexión en cuanto a la manera de tratar con el problema de las drogas.
Aparecerá entonces con fuerza el concepto de “guerra contra las drogas”, que se mantiene hasta nuestros días.
¿Y qué pasa fuera de EEUU? Sin apenas matices, el seguidismo es absoluto.(
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Excepción hecha de Holanda:
La ley holandesa establece diferencia entre drogas blandas, como marihuana y hachís, y drogas duras, como XTC, cocaína y heroína. Las primeras se pueden vender exclusivamente en los llamados ´coffeeshops´, establecimientos en los que no está permitida la venta de alcohol, ni la de droga blanda a menores de edad.
Además, la máxima cantidad que se puede vender a una persona por día es de 5 gramos, mientras que la venta de grandes cantidades, con el presumible objetivo de revenderla, se combate enérgicamente.
Puesto que el consumidor no necesita comprar el cannabis a traficantes ilegales, se reduce la posibilidad de que entre en contacto con las, más peligrosas, drogas duras. Es decir, que goza de protección contra criminales que trafican en droga dura. Pero, ¿qué sucede con el explotador de un ´coffeeshop´?
Tanto el suministro de droga blanda a los ´coffeeshops´ como su cultivo son actividades ilegales, y son combatidas y perseguidas judicialmente.
El primer coffeeshop holandés se llamaba Mellow Yellow(1972, Ámsterdam). Hace 35 años, Wernard Bruining decidió vender marihuana en su establecimiento. El nombre del coffeeshop era en realidad el título de una conocida canción de Donovan y servía como contraseña.

Holanda produce marihuana a gran escala.Si bien el cultivo de marihuana holandesa tiene lugar en la ilegalidad, todos los equipos y materiales necesarios, como herramientas, tierra, fertilizantes, pesticidas, lámparas, sistemas de ventilación, bombas de agua y semillas, se pueden adquirir en tiendas especiales, llamadas ´growshops´.
Todo indica que la exportación de cannabis holandés es de menor magnitud que el tráfico del que proviene del extranjero. Y pese a que la exportación de drogas está terminantemente prohibida, incluidas las blandas, existe un creciente turismo alrededor del cannabis que visita a holanda para la compra de cannabis.Desde el 1 de septiembre de 2003 , los enfermos crónicos en Holanda podrán obtener marihuana en la farmacia, con receta médica. El cannabis del Estado estará a disposición de pacientes de SIDA y de cáncer que sufren muchos dolores o mareos como consecuencia de la quimioterapia, así como de enfermos de esclerosis múltiple y otros males que causan dolores intensos.
Drogas en Holanda ( Radio Nederland )Sin embargo, en el terreno de las drogas blandas, Holanda dejó hace mucho de ser una excepción.
En Gran Bretaña se efectúan pruebas con pacientes de esclerosis múltiple, que son tratados con el cannabis. Si la prueba resulta un éxito, el gobierno británico está dispuesto a legislar al respecto.También los países vecinos de Holanda están suavizando su política en éste terreno. Desde el año 2001 ya se permite legalmente fumar marihuana en Bélgica. También Alemania adopta una postura más flexible, e incluso Francia, antaño el gran enemigo de la política de drogas de Holanda, se muestra más tolerante.

Actualmente, en España sigue vigente la Ley Orgánica 1/92 sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, llamada ley Corcuera, que sanciona el consumo de estupefacientes en lugares públicos, así como la tenencia ilícita de tales sustancias aunque no estuvieran destinadas al tráfico. Es decir, no se sanciona el consumo privado porque iría contra los derechos fundamentales, pero se castiga la obtención, posesión o tenencia de cualquier cantidad de droga.
Artículos de la ley 21 / 23 h) 24 25 / 28 / 32 37 /

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Nieves,

encantado de que mis textos te hayan podido servir de ayuda. Escribo habitualmente en la revista Cáñamo, y tengo pendiente de mantener más actualizadas mis páginas sobre drogas con otros artículos. Me ha gustado mucho como has ilustrado los textos, y el resto de información que facilitas.

Seguiré echando un vistazo a tu página, porque también me gusta el rap y el hip-hop :-)

Jordi

Anónimo dijo...

estoy seguro que llegara un dia en que las legalizaran.... solo hace falta cambiar un poco la mentalidad de la sociedad y algunos retrogados con poder...

nieves dijo...

Jordi,
me gusta mucho lo que escribes ...y como lo escribes así que te seguiré en Cáñamo o en los blogs que tienes ...suficiente para leer durante mucho tiempo.XD.
Gracias por todo.Un saludo.

nieves dijo...

Autoconsumidor,lo que hagas hazlo con mesura.
Y sé que algún día se legalizarán porque nunca se debieron de prohibir...
Pero sin duda los ciudadanos tenemos mucho que decir en las urnas ... que al fin y al cabo, las normas y leyes se hacen en el Parlamneto y el Senado.. ¡¡ no lo olvidemos ¡¡

Anónimo dijo...

Problema: La guerra contra las drogas

Legalicémoslas
Christopher Hitchens

¿Queremos derrotar a los camellos y a los capos de la droga? Pues compremos lo que venden



El mayor cambio para mejorar la política exterior estadounidense, y para el que no haría falta más que un sencillo acto de voluntad política, sería el de abandonar la guerra contra las drogas. Esta reliquia de la era de Nixon lleva mucho tiempo siendo el hazmerreír dentro de las propias fronteras estadounidenses (donde los narcóticos están a disposición de cualquiera que los desee y lo único que puede garantizarse es que el dinero irá a parar a manos de criminales). Pero esos mismos rendimientos decrecientes tienen un efecto deplorable en la política internacional de EE UU.

Pensemos en el caso de Afganistán. Hace 30 años era un país de viñedos, famoso por sus uvas pasas. Ahora padece tal deforestación que un agricultor tendría que ser muy optimista para plantar una viña, mientras que el que cultiva amapolas, por lo menos, tiene asegurados ciertos ingresos. Nos dedicamos a quemar y destruir el único cultivo real del país. Y los beneficiarios de esta política son los talibanes. ¿Por qué no, en lugar de esto, compramos las cosechas afganas, las utilizamos para fabricar calmantes y quemamos o arrojamos a la basura el resto (si es que hace falta) mientras que, en paralelo, ofrecemos incentivos y ayudas a los viticultores? Ya pagamos a los turcos para que cultiven opio con fines médicos; no necesitan el dinero. Los ingresos que ahora van a parar a narcotraficantes y terroristas podrían emplearse directamente en la reconstrucción de Afganistán. Puede decirse que sería una situación en la que todos saldríamos ganando. Y esto, por no hablar más que de los opiáceos. La utilidad de la marihuana para combatir el glaucoma y ayudar a aliviar el dolor de la quimioterapia está ya muy documentada. Además, la despenalización de las drogas significaría asimismo que habría menos impurezas letales (porque los traficantes cortan el material) y menos glamour del que se asocia a la prohibición. Las posibilidades de corrupción de las instancias oficiales también disminuirían, así como las guerras entre bandas. No hace falta ser apóstol de Milton Friedman para comprender que cualquier intento de prohibir un producto con tanta demanda y tanta facilidad de abastecimiento está condenado al fracaso.

Christopher Hitchens es colaborador de Vanity Fair y autor de Thomas Paine’s ‘Rights of Man’: A Biography (Atlantic Monthly Press, Nueva York, 2007).

nieves dijo...

Laura mt ...te voy a nombrar colaboradora XD.Gracias por tus comentarios.
Un besazo

Anónimo dijo...

Nieves yo tengo 15 años, y estoy totalmente de acuerdo con esto, las drogas deberian ser legales, puesto que aunque yo no las consumo ni pienso acerlo, me parece que ay q ser tolerantes, y no solo en los aspectos de tolerancia a los que nos tienen acostumbrados, nosotros los adolescentes estamos artos de escuxar millones de veces lo malo que es el consumo de drogas, sin embargo nadie se a parado a explicarnos sus aportaciones a la medicina por ejemplo, si nos kieren prevenir deberian no solo ablarnos de lo malo, para no acer algo ay que primero conocerlo bien, pero una vez mas nos tratan como a borregos y solo nos cuentan lo que les interesa...
A mi personalmente me a encantado tu blog y sinceramente me a ayudado muxo...muxas gracias XD