24 de octubre de 2021

Las dos madres de Rosalía de Castro

Rosalía de Castro (autor: Modesto Brocos y Gómez) 

Dicen las biografías de Rosalía de Castro que era hija de una  hidalga venida a menos, Teresa de Castro, y de un capellán de la Colegiata de Iria Flavia, con una unanimidad que estremece porque la supuesta paternidad es más que dudosa y prueba veraz no hay ninguna.

La propia Fundación de Rosalía de Castro que dice "ten como finalidade fomentar e difundir o culto á memoria de Rosalía", da crédito en la biografía de Rosalía a la paternidad del sacerdote. Si nos centramos solo en lo que realmente está documentado diremos que poco o casi nada se sabe con certeza.

Fermín Bouza Brey fue quien más documentación aportó para intentar esclarecer sus orígenes. Su trabajo realizado en 1971-72:  Apuntes para una bio-bibliografía documentada de Rosalía de Castro, fue guardado y permaneció inédito hasta que se publicó en formato digital en 2015. La muerte de Bouza Brey en 1973 quizá truncó parte de la investigación que realizaba.

Grande y Real Hospital de Santiago (Hostal de los Reyes Católicos)

Del nacimiento de Rosalía se sabe que en el registro figura lo siguiente:

"En veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos treinta y seis*, María Martínez, vecina de San Juan de Campo, fue madrina de una niña que bauticé solemnemente y puse los santos óleos, llamándola María Rosalía Rita, hija de padres incógnitos, cuya niña llevó la madrina, y va sin número, por no haber pasado a la Inclusa; y para que así conste, lo firmo: José Vicente Varela y Montero" (folio 159 del Libro de Bautizados correspondiente del Archivo del Grande y Real Hospital de Santiago). *Aunque se inscribió como nacida en 1836, dado que los registros anteriores y posteriores se refieren a 1837, se entiende como una errata*.

Así que si valoramos este dato, Rosalía tiene un nombre asociado a ella en su registro de nacimiento, María (Francisca) Martínez, quien se proclama madrina de la niña en el documento, es un dato relevante, puesto que en la fe católica la figura de la madrina es muy importante en la vida de esa niña.

¿Por qué no hay una madre biológica que quiera dar su nombre? 

Ese es un gran misterio. Sobre todo si sabemos, gracias a un documento de 1842 que describía las personas y sus ocupaciones en Padrón en esa fecha, que la niña Rosalía de Castro vivía con Teresa de Castro, en una casa de la rúa do Sol (Padrón), que era cabeza de familia, soltera, junto con su criada María Francisca Martínez.

Esta sería la primera vez que aparece el nombre de Rosalía asociado a las dos mujeres, la madrina que "solemnemente" la bautizó, María (Francisca), y la hidalga Teresa de Castro e Abadía.

De la criada poco se sabe, que era de San Juan de Campo, y que estuvo conviviendo con su señora, Teresa, hasta que ésta murió en 1862.

¿Por qué Teresa de Castro se niega a aparecer en el registro de Santiago de Compostela, como madre, si finalmente ejerce de madre de la niña Rosalía en Padrón y le da el apellido de manera extraoficial?

Es evidente que Teresa no puede imaginar que Rosalía llegará a ser la escritora más relevante de Galicia y que ese documento será escudriñado hasta la saciedad. Así que parece plausible creer que todo queda entre estas dos mujeres. Y que ellas asumieron, respecto de Rosalía, el papel que mejor estimaron para la niña. 

El misterio también rodea el lugar exacto en el que Rosalía vio la luz por primera vez. Está extendida la idea de que fue en la actual plaza de Vigo (Santiago de Compostela), en la casa de los abuelos del gallego ilustre Antonio Romero Ortíz, quienes mantenían relación de amistad con la familia de Castro e Abadía. Y son muchos los que discrepan, porque esta ubicación sería propuesta por Manuel Murguía, y no hay más constancia que su palabra dicha tras la muerte de Rosalía.

Dado lo atribulado del nacimiento, con un registro donde no se reconocería a ninguna madre (ni padre), no parece sensato que naciera con testigos que podrían dar fe de la maternidad (o no) de Teresa de Castro e Abadía. Quienes creen que ambas mujeres intentaban pasar desapercibidas en Santiago, a un paso de diligencia de Padrón, hablan de una casa en la zona de As Barreiras, a las afueras de Santiago.

Parece que alguna razón tenían las dos mujeres para evitar testigos del embarazo de ¿Teresa? ¿por qué se descarta que quizá no era Teresa la embarazada?, ¿pudo ser la criada la que ocultaba su embarazo?. Esa es mi aportación a este misterio. Si ambas mujeres pensaban seguir viviendo juntas, como lo hicieron, y Teresa, que ya tenía 33 años, había descartado el matrimonio, una niña que ambas criarían era más lógico que llevara el apellido de la señora, quien además se otorgaría a sí misma la función de cabeza de familia.

Pazo de Arretén

Para entender la especial relación de amistad entre ambas mujeres debemos saber más de Teresa de Castro e Abadía (1804-1862). Su padre había fallecido en 1828 y su madre en 1829. Así que, cuando tenía 25 años, disponía libremente de su vida, mantenía una relación muy especial con su hermano José Mª de Castro e Abadía (señor de Arretén), con su hermana Josefa que se había casado con Gregorio Hermida (señor de Lestrove) y su hermana María, casada en Madrid con Tomás García Lugín-Armero. 

Cuando Teresa y María Francisca regresan de su periplo, Ortoño-Santiago, a Padrón con la niña Rosalía tras su período de lactancia con un ama de cría de Ortoño, se intuye que tiene una infancia feliz compartiendo vivencias con sus primos de Lestrove y Arretén, mayores que ella. No hay indicios de que Rosalía viviera con frustración el hecho de no tener una figura paterna. Que tampoco sería ninguna excepción en la época. Y en cambio tenía dos madres y una extensa familia que la adoraba.

Pese a que siempre tuvo el apellido de Castro, Teresa nunca registró oficialmente a Rosalía como hija (que podamos documentar). Y sería el nombre de María Martínez el que se inmortalizó en los papeles asociados a Rosalía.

Padrón era una de las villas gallegas importantes en esa época y tenía una peculiaridad, había una escuela de niñas en 1843, algo excepcional. Y Rosalía fue escolarizada, eso implicaba que habría que documentar por qué tenía el apellido de Castro. Así que en ese contexto debió suceder lo que se encontró en 2021, recientemente, y es que Teresa de Castro da fe ante un notario en Padrón, en el año 1843, de que ella parió a Rosalía. Curiosamente, no aclara en qué lugar sucedió.

Este importante documento fue hallado por la investigadora Sagrario Abelleira con la colaboración de  Irene Galindo que conocía bien los fondos digitalizados del Arzobispado de Madrid, lo encontraron dentro del expediente de matrimonio de Rosalía de Castro y Manuel Murguía de 1858.



«En la ciudad de Santiago a trece días del mes de Junio año de mil ochocientos cuarenta y tres...siendo presente doña Teresa de Castro de estado soltera, mayor que asienta serlo de la edad de 25 años* como lo indica su físico y vecina de la Villa del Padrón [...], dijo: que en el día veinte y tres de febrero de mil ochocientos treinta y siete dio a luz a una niña que encargó a María Francisca Martínez, de la parroquia de San Juan del Campo, tragese a dicho Gran Hospital para que por uno de sus capellanes fuese bautizada solemnemente, como así lo hizo el que entonces era Don José Vicente Varela y Montero poniéndole el nombre de María Rosalía Rita. Y siendo su madrina la misma conductora María Francisca Martínez que volvió a recogerla en el propio día del bautismo que fue el 24 de dicho febrero y seguidamente con conocimiento de la otorgante la puso para su lactancia en poder de una tal María cuyo apellido no tiene presente en este momento y solo que era vecina del Lugar del Santo Parroquia  de San Juan de Ortoño en cuyo poder ha permanecido 6 meses y al cabo de ellos pasó a la compañía de la que habla en la que permanece; y mediante está plenamente convencida de que la referida niña María Rosalía Rita es la misma que la que otorga dio a luz en el día referido 23 de febrero de 1837, y hora de las cuatro de la mañana pues aún cuando la partida de su bautismo hace referencia al año de treinta y seis en esto padeció equivocación el Capellán bautizante sin duda al tiempo de escribirla, para que tenga todas las consideraciones que las leyes le conceden y no sea perjudicada en las que le corresponden, la reconoce por su hija natural, para que pueda usar de su apellido y disfrutar de las más ventajas establecidas y derechos ...»

* Teresa de Castro, en realidad, tenía 39 años cuando acude al notario; Rosalía era una niña, tenía 6 años.

Hasta  ahora se tomaba como fecha del nacimiento de Rosalía el 24 de febrero de 1837, aunque fueron muchos los estudiosos de Rosalía que databan el 23 de febrero. Incluso otra fecha, por ejemplo, ya González Besada en su discurso de entrada en la RAG (1916) decía:

"Francisco Vales y Failde, en [...] 1906 señala como fecha de su nacimiento el 21 de febrero de 1837."

El propio Manuel Murguía aporta el 21 de febrero, en el prólogo de En las orillas del Sar (edición 1909)

"Nació nuestra escritora en Santiago de Galicia el 21 de febrero de 1837, y falleció en Iría (Padrón) el 15 de julio de 1885. ¡Breve existencia en verdad!"

 

La cuestión es si lo dicho por Teresa de Castro ante notario es toda la verdad o simplemente lo que ella quiso hacer constar. Lo que sí es seguro es que ese relato fue el que mantuvieron Teresa y María Francisca ante Rosalía y los vecinos de Padrón.

El año 1847 se toma como momento probable de cambio de ciudad, pasan a vivir las tres en Santiago de Compostela, en el nº 6 de la rúa Bautizados, en una plaza ahora desaparecida. 

En 1855 hay constancia en el padrón de Santiago de que vivieron de alquiler en habitaciones del ex convento de San Agustín, Teresa, Rosalía y la sirvienta. En ese momento, como consta en ese documento, la hermana de Teresa, María, y sus hijos estaban temporalmente con ellas.

En 1856 Rosalía se traslada a Madrid, vivirá con su tía María, en el nº13 de la calle Ballesta.

En octubre de 1858 se casa en Madrid con Manuel Murguía. 

En mayo de 1859 nace en una pensión, en la rúa da Conga de Santiago de Compostela, su primera hija (Alejandra), que quedará bajo el cuidado de Teresa y María Francisca, en el nº41 de la rúa do Vilar, mientras Rosalía acompaña a Murguía a Madrid.

Rúa da Conga nº 1, Santiago de Compostela

En  diciembre de 1861 Rosalía de Castro regresa a Santiago, acompañada de su madre, que meses antes había visitado Madrid en compañía de Alejandra. 

En 1862 muere Teresa de Castro de manera repentina, cuando Rosalía se encontraba con ella. Rosalía dedicará una serie de poemas a su memoria que recopila en su obra  A mi madre 

[Mas cuando muere una madre,  

único amor que hay aquí;

¡ay!, cuando una madre muere,

debiera un hijo morir.]

La pista de María Francisca Martínez se pierde, creo que es la gran olvidada de la historia de Rosalía de Castro.

Colegiata de Iria Flavia

El otro gran misterio, ¿quién era el padre de Rosalía de Castro? 

No parece que eso fuera una fuente de desvelos para Rosalía, que si bien demostró su gran amor por Teresa de Castro a su muerte y lo difícil que le parecía sobrevivir a su madre, no dedicó expresamente en su obra un párrafo a ese padre, aunque hay quienes se empeñan en ver en la "Negra sombra", la añoranza de esa figura paterna. En cambio, Carballo Calero* afirma sobre ese poema de Rosalía:

"[...] o caso máis interesante de influencia de Aurelio Aguirre sobre Rosalía é o da Negra sombra (Follas Novas, 1880). O poema de Rosalía provén direitamente dun fragmento de “El murmullo de las olas”, de Aguirre, que ten como precedente a composición do propio Aguirre “Al Liceo de la Juventud de Santiago”. [*Contribución ao estudo das fontes literarias de Rosalía, página 30]

Según la Fundación Rosalía de Castro, el padre era el sacerdote José Martínez Viojo. Es un tanto complicado explicar cómo se llegó a esa conclusión. Por qué dicen tal cosa los encargados de cuidar la memoria de Rosalía si lo único que hay detrás de tal afirmación son las tribulaciones de una parte de la familia de dicho sacerdote. 

El sacerdote, en vida, no reconoció semejante hecho, más bien lo contrario. Era capellán en la Colegiata de Iria Flavia, se sabe que otorgó testamento en 1869 a favor de la que consideraba su heredera universal, María Mariño Martínez, la sobrina que le cuidó. Indicando expresamente: “sin que nadie pueda hacerle ninguna reclamación” porque asegura que “no tiene ningún heredero forzoso”, dejando cerrada la posibilidad de existencia de una hija, algo posible en esa época dentro del clero. Falleció en 1871. Y no hay constancia de que Rosalía acudiera a Iria Flavia por ese motivo. Rosalía ya era una reconocida poetisa gallega, desde 1863 (Cantares gallegos).

Para no perdernos en esta historia, necesitaremos repasar el árbol genealógico de la familia del capellán. Tenía hermanos, pero nos fijaremos en dos hermanas, Teresa y Josefa. Teresa era la madre de María Mariño Martínez, heredera universal del sacerdote.

Josefa Martínez Viojo tuvo, al menos, dos hijos: Minia y Ramón Tobío Martínez. Minia será la protagonista principal de las tribulaciones de los Tobío.

Ramón es el padre de Luís Tobío Campos (1861-1943), y a su vez este es el padre de Luís Tobío Fernández (1906-2003), este último se encargará de difundir la historia.

“A identidade do pai de Rosalía foi un misterio ata 1923, momento no que Luís Tobío Fernández lle comunica nunha carta ao investigador Fermín Bouza Brey que se trataba dun devanceiro seu, capelán de Iria, un dato que él coñecía por trasmisión oral da súa propia familia. Pero nesa data o dato non trascende, e só se difunde cando a comenta Carballo Calero en 1973.”

La posible paternidad del antepasado de los Tobío fue una historia insinuada que finalmente fue publicada en La Voz de Galicia (1985), 100 años después de la muerte de Rosalía, y desde entonces se difundió como cierta. 

Veamos el relato cronológico de los hechos.

El año 1883 fue especialmente difícil para Rosalía, se sintió gravemente enferma y los periódicos regionales dan la noticia de su gravedad, alarmando a toda Galicia.

El 18 de marzo de ese año Rosalía recibe una inesperada carta. La escribe Luís Tobío Campos, desde Brión. 
Mi anciana abuela María Josefa Martínez Viojo, cuyo nombre no debe serle desconocido, habiendo sabido que V. y su familia residen en ese pueblo (Padrón) es quien me encarga le haga presente su alegría al saber que se encuentran buenos y habitados en esa villa que fue su cuna de tantos años que no tuvo noticia Vs. así como los muchos deseos y gran placer que tendría con verlos si sus muchos años y naturales achaques se lo permitiesen.

 


Sñr. Dn. Luis Tobío Campos

Muy Señor mío y de todo mi aprecio: grande y agradable sorpresa he sentido al recibir su atenta carta, por la cual sé que todavía existe la Sra. María Josefa Martínez, persona de la cual no he dejado de guardar desde mi infancia gratos y afectuosos recuerdos. Aunque no ignoraba que debía haber en S. Félix de Brión, personas estimables, con las cuales me unen como V. dice muy bien, lazos más estrechos que los de la simple amistad, el alejamiento en que por efecto de las circunstancias hemos vivido, no me permitía esperar que, tan impensadamente, podría volver a reanudar unas relaciones que para mí tienen todo el valor que merecen, y además ver todavía viva a una persona que tan de veras estimo, y que tuvo la atención, que aprecio mucho, de acordarse de mí.
Tenga V. la bondad de hacérselo así presente de mi parte y de toda mi familia que agradece así mismo, sinceramente, los ofrecimientos que V. nos hace en nombre de la suya, y no duden que en la primera ocasión que se me presente, que no tardará, pasaré a esa a ver a mi apreciable Sñra. María Josefa, para darla un cariñoso abrazo, y tener el gusto de conocer a VV. En tanto y por si algo se les ofrece, pongo mi casa a su disposición en la Matanza frente a la estación del Ferrocarril, Casa de Yáñez. Sin más por hoy y con expresivos afectos a todos y en especial a su Sñra. abuela, tiene la honra de llamarse su afectísima amiga y servidora q. b. s. m.

 

Rosalía Castro de Murguía
Padrón 27 de Marzo 1883

 


Llama la atención que en ningún momento, ni Luís Tobío ni Rosalía mencionan ningún tipo de parentesco, Josefa (según dicen los Tobío) era tía de Rosalía, y vivía en la casa do Castro de Ortoño. También se observa la correcta respuesta de Rosalía que no la reconoce como familiar, la llama “señora” y se sorprende de que Josefa se acuerde de ella, lo que nos evidencia que Rosalía no considera en ningún momento la posibilidad de que sea sobrina de Josefa; recuerda que allí hay gentes que son algo más que amigos y es que, como Teresa de Castro reconoce, el ama de cría de Rosalía era una vecina de Ortoño, y sería normal que de su infancia guardase recuerdos de los habitantes de esa zona. Así que no hubo una relación ni física ni epistolar entre Rosalía y ese supuesto padre y su familia, desde la tierna infancia. Y se despide como amiga.

Esta carta no fue un acercamiento inocente. En 1880 Luís Tobío había publicado la Colección de Cantigas da Mahía, su interés por la cultura gallega explica en parte ese intento de establecer un vínculo familiar entre él y Rosalía. 

Además, Luís Tobío comenzó a escribir unas memorias familiares en 1883, sus descendientes hicieron públicos algunos párrafos, así sabemos que él decía: “José fue capellán de la Colegiata de Iria Flavia y el padre natural de la popular escritora Rosalía Castro […] esta tal Rosalía tuvo un hermano que murió en la infancia…”
  


El día 5 de mayo de 1885, con Rosalía a las puertas de la muerte, Luís Tobío Campos fue a verla a Padrón. Sin duda, todos estos movimientos de Luís Tobío hicieron que la familia Murguía-Castro le tomara un cariño especial y le incluyeran en su “familia”.


Rosalía fallece el 15 de julio de 1885. Luís Tobío sigue manteniendo relación epistolar con la hija mayor de Rosalía, Alejandra. Párrafos de estas cartas también fueron hechos públicos por los descendientes de Luís Tobío Campos. Así sabemos que le otorgaron la figura familiar de “primo”, esto, posteriormente, fue tomado por algunos como prueba de paternidad del sacerdote. 

La última carta hecha pública por los interesados Tobío, escrita por Alejandra, tiene fecha de 1890. Y ahí dicen se interrumpió la relación. Alejandra fallece en 1937 y Luís Tobío en 1943. Les quedaban muchos años de vida. Algo tuvo que estropear esa idílica relación familiar. Quizá si Luís Tobío les comunicó aquello de lo que él estaba tan seguro, que Rosalía era hija de un sacerdote, es probable que el esposo de Rosalía, Manuel Murguía, y sus hijas no estuviesen dispuestos a aceptarlo sin más. 
 
1923 sería el año en el que los acontecimientos se precipitan y se comienza  a dar forma a esa paternidad que algunos ven necesario esclarecer. Rosalía necesariamente tiene un padre. Una concatenación de sucesos obran el milagro y le ponen nombre y apellidos.  

Cementerio de San Amaro (A Coruña)

Manuel Murguía muere en febrero de 1923.

En 1922 Luís Tobío Fernández tenía 16 años, era el hijo de Luís Tobío Campos, y estaba en el curso preparatorio de Derecho en la Universidad de Santiago. Ahí entablará amistad con figuras clave en la creación, el 12 de octubre de 1923, del Seminario de Estudios Gallegos (Armando Cotarelo Valledor). Luis Tobío Fernández será coordinador de la Sección de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas, y secretario de este Seminario.

Obviamente la creación de este ente cultural gallego necesitaba una sede física. La sede finalmente, aquí viene la (no) sorpresa, estará en la casa do Castro de Ortoño, la casa familiar de los ancestros de Luís Tobío Fernández, otrora casa familiar de los Martínez Viojo.

Casa do Castro de Ortoño (incluida en la Ruta Rosaliana)

¿Cómo se tomó esta decisión?, ¿contribuyó a esta localización relacionar a Rosalía de Castro con el capellán de Iria Flavia, José Martínez Viojo?, si fuera hija del sacerdote y tratándose de la sede de un ente que promocionaría a Galicia, estaba claro que Luís Tobío Fernández tendría un lugar privilegiado en la historia de este grupo de intelectuales gallegos. 

Y aquí aparece otra figura necesaria, Fermín Bouza Brey (1901-1973), que tiene 22 años en 1923. Luís Tobío Fernández escribe una carta a Fermín Bouza Brey, fechada el 20 de agosto de 1923, que tiene como cometido convencerle de que él es parte de la familia de Rosalía.

Guitiande (La Mahía), 20 de agosto de 1923. 
Sr. D. Fermín Bouza Brey. Villagarcía

Querido amigo: 
Tarde tal vez cumplo la promesa que te hice en distintas ocasiones, de darte algunas noticias que conservó mi familia respecto a la biografía de Rosalía de Castro. 
Perdóname la falta, pues estos días las fiestas y romerías apenas me dejaron tiempo libre para hacerlo.
Los datos que te comunico me los proporcionó mi tía paterna o por mejor decir, tía de mi padre, que cuenta hoy día setenta y seis años (o cerca de ellos) y que se llama Minia Tobío Martínez; digote esto como seguridad y fundamento de la veracidad de mi relato; estuvo ella una temporada con su tío (el padre de Rosalía) educándose en Padrón y comienzo. 
El padre de Rosalía se llamaba José Martínez Viojo [..]Residía en Ortoño...Estudió la carrera del sacerdocio en Santiago y una vez terminada fue nombrado capellán de la colegiata de Iria Flavia; vivía en la casa de los canónigos con una hermana suya llamada Teresa y su sobrina (hija de ella) María Mariño Martínez. 
Comenzó a conocer a las familias más distinguidas de aquella localidad y entre ellas a la de Castro, de abolengo e hidalgo linaje; de una de las hijas de esta casa, de doña Teresa, tuvo una hija que fue Rosalía; no te cuento, pues que ya lo sabes, dónde la dio a luz, etc., 
Pero te diré que la desnaturalizada madre, no queriendo abrazar las penalidades de la educación de su hija, o - lo que es más probable - deseando por un sentimiento de honor mal entendido, alejar de si la infortunada criatura, para que no fuese baldón que deslustrase el timbre de su familia ni sus rancios y ridículos pergaminos, pensó en arrojarla a la Inclusa; conocedor de ello el capellán Martínez, quitó la niña a su madre y la entregó a la mujer de un tal Lesteiro, sastre en Ortoño, quien la educó y tuvo como hija, amamantándola ella misma; satisfaciendo José Martínez los gastos de su crianza, subsistencia y demás.
Mientras tanto, en casa do Castro de Ortoño, vivía Carmen Martínez sobrina del capellán y casada con un tal Castiñeiras; cuando la niña fue destetada, su padre ordenó que pasase a la casa do Castro donde se educó con su prima.
No pude saber si estuvo viviendo aquí hasta que se entrevistó con su padre; lo probable es que saliera a instruirse a algún colegio
Cuando ella contaba unos 19 años, en la primavera de 1859, al mediodía regresaba mi tía Minia del colegio  y según su costumbre entró en la casa, donde vivía con su tío, y en el comedor se encontró a Rosalía hablando con su padre; retirose  prudentemente y fue la primera vez que vio a su prima. Le pareció, según me dijo, bastante buena moza no muy guapa pero tampoco fea, alta y simpática en la expresión de su figura. […]
Poco es lo que puedo decirte como ves; creí que sería más, pero la realidad no respondió a mi esperanza; añadiré que Rosalía tocaba divina y deliciosamente la flauta (¡como ella podría tocarla!) 
Con la esperanza de darte en mi próxima alguna noticia más, queda a tus órdenes para lo que quieras mandar, tu amigo.

Luis Tobío Fernández_Santiago - Los Ángeles
PS  “Perdona la incorrección caligráfica y gramatical, pues hice todo esto con poca calma, como puedes fácilmente comprender”
La carta es un despropósito en sí misma. Se supone que está a punto de desvelar el asunto más misterioso e importante para algunos, ¿quién es el padre de Rosalía?, y comienza diciendo que las fiestas y romerías le tienen distraído. Y finaliza la carta diciendo que todo esto lo escribe con poca calma y hasta él mismo reconoce que creía que su familia sabía más del asunto.

Analicemos los datos que ofrece. Si tomamos como cierta su referencia a la primavera de 1859, Rosalía tiene 22 años (no 19) y está a punto de parir a su hija Alejandra (12 de mayo de 1859) o recién parida, así que la figura descrita por la niña Minia (con 12 años), de esa joven que nunca antes había visto no parece reflejar ese estado. Llama la atención que jamás hubiera visto a su “prima” y en cambio recuerda que Rosalía había sido criada y enviada a la escuela en la zona de Ortoño y convivido con la familia paterna y alejada de su madre, dando la impresión de que Rosalía en la adolescencia seguía a cargo del sacerdote. 

No ahorra adjetivos a la hora de vilipendiar a Teresa de Castro. Ahora se sabe, por la documentación encontrada en Padrón y fechada en 1842, que Teresa de Castro vivía en esa villa con la niña Rosalía, que en ese momento tiene 5 años. No hay nada que acredite que Teresa no se ocupase de la niña, sino todo lo contrario; y sobre todo es difícil imaginar que la madrina María Francisca hiciese dejación de funciones abandonando a la niña bautizada  “solemnemente” que se llevó de la Inclusa de Santiago, sin que conste que nadie más mediase en el acto del Gran Hospital. Y no debemos olvidar que si esa relación pública con el sacerdote  hubiera existido, no tendría sentido lo dicho por José Martínez Viojo en su testamento, donde no reconoce hijos que puedan tener derecho a su herencia. 

Pero es evidente que Luís Tobío Fernández da fe de una tradición oral familiar que no parece conocer demasiado bien, e incluso desconoce la vida de Rosalía.

Pero quizá lo más llamativo, a mi entender, es que el padre de Luís Tobío Fernández, el ya mencionado Luís Tobío Campos aún vive. Cómo puede ser que el hijo en vez de consultar al padre use el testimonio de una septuagenaria, y un recuerdo fugaz de cuando era niña. 
El silencio de Luís Tobío (padre) que no parece tener interés en compartir con su hijo las cartas que se intercambiaran tantos años atrás él y la familia de Rosalía, solo añade más dudas a este relato que los Tobío alimentaron, y del que sin duda se beneficiaron.

Luís Tobío Fernández desempeñará en el Seminario gallego, con 17 años, los puestos de secretario y de coordinador de la sección de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas en 1923. Dentro de él, empezará a hacer y publicar sus primeros estudios culturales. En 1927 es ayudante de cátedra de Joaquín García Labella, de Derecho público. En 1929 accede a una beca que le llevará a proseguir sus estudios en Berlín. Se establece en Berlín, donde continuará con sus estudios de Derecho y donde hará amistad con Francisco Ayala y Felipe Fernández Armesto. Será el anfitrión en Alemania de Vicente Risco y volverá a Galicia para incorporarse en octubre de 1930 como profesor auxiliar de Derecho romano e Historia del derecho en la Universidad de Santiago de Compostela.
El 14 de abril de 1931, se proclama la Segunda República, y desde la sección del Seminario que coordinaba Tobío se propone la redacción del anteproyecto del Estatuto de autonomía. El grupo de trabajo lo formó Alexandre Bóveda, Ricardo Carvalho Calero, Valentín Paz-Andrade, Vicente Risco y el propio Tobío. Tobío y Carvalho fueron los encargados de redactarlo, y se publicó el 6 de mayo de 1931. En el invierno siguiente marcha a Madrid para preparar el doctorado y coincidirá en la capital española con los diputados galleguistas Castelao, Otero Pedrayo y Villar Ponte. El 6 de diciembre de 1931 se funda en Pontevedra el Partido Galleguista, Tobío no asiste por estar en Madrid, pero ingresa rápidamente en él y pasa a formar parte del Consejo Ejecutivo.

Así que las pruebas de paternidad del sacerdote son las expuestas, los recuerdos construidos a través de generaciones, por Luís Tobío Campos, pero sobre todo difundidos por Luís Tobío Fernández.

Fermín Bouza Brey no debió creer, en su momento, que el escarnio de la figura de Teresa de Castro, del que da fe Luís Tobío Fernández en la carta, fuera algo digno de saberse estando aún vivas sus nietas e hijas de Rosalía, Alejandra, Aura y Gala. 

Cuando Bouza Brey documenta la biografía de Rosalía en 1971-72 incluye esta información en un anexo (página 75), Carballo Calero tiene acceso a esta documentación y la comenta en 1973. Pero tendrá máxima difusión la carta cuando es publicada íntegramente  el 18 de julio de 1985 (centenario de la muerte de Rosalía) en La Voz de Galicia.

En 1964 fallece Gala, la hija de Rosalía más longeva. No queda descendencia de los Murguía-Castro. La encargada de velar por la figura de Rosalía es la Fundación que lleva su nombre, a quien Gala cedió los derechos de autor de Cantares Gallegos (1861-1863) y Follas Novas (1870-1880).

Todo lo referido no parece suficiente para que se repita hasta la saciedad que Rosalía era hija de un sacerdote, con nombre y apellidos, y que a fuerza de repetirlo eso se convierta en verdad irrefutable.

La investigadora Sagrario Abelleira que encontró en 2021 el expediente de matrimonio de Murguía-Castro (1858), a propósito de esta paternidad dijo, recientemente, en una entrevista: “Yo todavía no veo pruebas irrefutables de que José Martínez Viojo sea el padre de Rosalía





Este es mi pequeño homenaje a Rosalía de Castro, con una genialidad innata, escritora en prosa castellana, y poeta reconocida gallega, que también brilló como poeta en castellano.


DOCUMENTACIÓN:


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